26 julio 2014

Poli Díaz: "Los boxeadores ofrecen chispas, yo ofrecía fuego"

El Sports Bar Acordeón de Versalles organizó ayer en torno a las diez de la noche una charla-coloquio de lo más especial. Su protagonista fue nada más y nada menos que Poli Díaz, 'El Potro de Vallecas', o lo que es lo mismo, el boxeador más laureado de la historia de nuestro país.

Atento, cercano y con ganas de contar muchas cosas, el eterno púgil vallecano se declaró «muy a gusto» en tierras avilesinas. «Guardo muy buenos recuerdos de los combates que disputé en Asturias y la verdad es que siento el cariño de la gente. Me da fuerzas y estoy encantado de estar aquí. Por la gente que me apoya y porque esto me mantiene entretenido y me aleja de las cosas malas de la vida», explica.

Con su libro siempre cerca, el madrileño no dudó en mostrar varias fotografías, a través de las que esbozó la que ha sido su carrera deportiva, la cual anhela. «No veo mucho boxeo porque me da envidia, me gustaría estar en el ring, pero sí que estoy al tanto de los jóvenes talentos y creo que hay que apostar por ellos. Gente como Kerman Lejarraga pueden convertirse en grandes campeones».

Cuestionado por la disminución de la promoción del boxeo en España, sobre todo teniendo en cuenta la difusión que tuvieron sus combates en particular, y su carrera a nivel general, la leyenda respondió con sorna: «Normalmente los boxeadores ofrecen chispas, pero yo ofrecía fuego».

Poli Díaz relató sus comienzos en el boxeo. Empezó a trabajar en una empresa de chapa y pintura y fue durante una jornada laboral cuando observó un cartel en el que aparecía un boxeador. «Yo no sabía ni lo que era el boxeo». Fue al gimnasio y allí vio en acción a Alfredo Evangelista. «Era un gimnasio de barrio, con goteras, y allí empecé a entrenar, a hacer guantes con todo el mundo y también ayudaba limpiando el sudor del suelo. Alfredo me quería cobrar, pero primero le mentí diciendo que lo haría cuando pariera mi perra -no tenía perros-, y después le dije que con todo lo que hacía en el gimnasio no era justo que pagara», comenta. Finalmente cambió de gimnasio para irse a uno más grande «en el que no se cobraba».

Y de ahí, de lo más bajo, ascendió hasta al cielo, logrando ocho campeonatos de Europa, siete de España y un subcampeonato Mundial. En 2001 se retiró y después de varios problemas quiere mantenerse lejos «de las cosas malas».

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